la silla

para decir, para que digan, para querer, para pedir, para disculpar, para justificar, para soñar...

lunes, 8 de septiembre de 2008

El precipicio y yo

Al borde del abismo, una respiración agitada o un pequeño movimiento me harían caer a la inmensidad de la nada, a la liberación total del cuerpo, al despege y asunción de mi alma. Quiero dar el pequeño paso para descubrir la tranquilidad, la plenitud, la felicidad, esa tantas veces negada, defraudada, desolucionada. Sentir el aire calándome por mis poros, llenando mis frágiles pulmones ávidos de oxígeno, caída libre que hablanda huesos y músculos, disminuyendose la matería. Ya no habría un pasado deseado, un pasado sin olvido, un pasado ya pasado que sólo importa en mi memoria, un pasado sin nombre ni apellido. Ya no habría un presente ausente ni menos un futuro que no vendrá, donde los sueños son imposibles. Basta cerrar los ojos y volar. Respiro, respiro pausado y profundo y por fin digo ... adios

1 Comentarios:

Blogger NEMROD dijo...

La belleza y tú.

Amigas una de la otra. Como femenina es tu esencia la suya marca tu rostro. Como fragua de su espíritu se rinde a tus encantos. Algún día se morirá en tí y renacerá en alguna otra para perdurar. Ese día tan lejano ni tú serás tú ni la belleza será verdad. Sólo en tus ojos alcanza el reflejo alumbrar el espejito mágico de la hermosura. A otras acusará de ser más bellas pero nunca tiene precio lo maravilloso si es ajeno a lo mundano.

No nos mires más, belleza. Esclavos de ti seremos por siempre jamás aunque no merezcamos levantar la vista sobre tu rostro. Y tú, tú serás hermosa en la bondad de esa amistad que te unió. Serás rica en preciosidad porque fuiste creada para ser vista y comtemplada.

No olvides nunca que el precipicio más hondo siempre tiene fondo y la cima mas alta una alcanzable cúspide. Ni la caida será eterna, ni durará por siempre aquella ascención.

21 septiembre, 2008 00:16  

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