la silla

para decir, para que digan, para querer, para pedir, para disculpar, para justificar, para soñar...

domingo, 1 de abril de 2007

MI CARLOS

... Es tan extraño como agradable estar en éste café, al cerrar los ojos me veo hace diez años, creyéndome sabia y madura pidiendo un café cortado que hoy es express y fumando cigarrillos belmont Light, soñando con una carrera brillante después de viajar mucho, establecerme en París, ahí en la cuna de la moda, diseñando para la elite de la elite, creyéndome una ciudadana del mundo, mujer independiente y exitosa…
Abruptamente…

- Su café –
- Gracias –
- ¿Azúcar, Endulzante? –
- No… negro, gracias.

Tomo la pequeña taza, bebo un sorbo y sonriente miro mi argolla de matrimonio; hoy después de tanto tiempo vuelvo al lugar de siempre, mi lugar de sueños, contenta con mi vida y no anhelando esos sueños veinteañeros, pues estoy segura que no necesitaba más que un gran amor… Carlos.
Aquel que apareció repentinamente en la agencia de viajes donde buscaba pasajes económicos para partir a Europa sin retorno, yo desaliñada y alternativa, él clásico y correcto. Me observaba hace un rato, se a cerca a darme algunos datos, de pronto lo miré a los ojos y ahí supe casi por encanto que ya no habría viaje ni nada, que de ahí en adelante mi vida y mi felicidad serian él; y así fue… pasó un mes y entraba al altar del brazo de mi padre, blanca y radiante, bajo la desconfianza de todos, sin entender el giro que provocó a mi vida este amor, el más poderoso de todos, el que muy pocos tienen el placer de conocer.
Mis amigas, mi madre, mis tías, primas me criticaron y enjuiciaron, todas parte de la era femenina donde no existía cabida para el romanticismo del siglo pasado, donde la mujer se masculiniza y lucha diariamente por la igualdad de sexo y, donde yo la vanguardista lo dejaba todo por él, por decisión propia, hasta por necesidad.
¿Será que cada mujer necesita su otra mitad para tenerlo todo?... Lo creo, soy yo la prueba y me burlo de la mirada envidiosa de aquellas súper autónomas y exitosas, esas que se ven obligadas a completar sus vidas con trabajo, vida social e hijos, que el amor les ha sido esquivo o insuficiente, aquellas que se jactan de estar mejor solas, que les sería imposible y casi indigno dedicarse a su hombre… mentiras, mentiras, simplemente no tienen a ese hombre, a ese amor…
Aún así, y conciente de todo aquello soy una cobarde en no reconocer que para mi no hay más que Carlos y, finjo, finjo en ser como todas esas otras, vivo la farsa de la vida social de hoy, exitosa en el trabajo y en el matrimonio, sin hijos aún porque todavía no es el momento, no estamos suficientemente preparados, queremos que todo sea perfecto para la llegada de nuestro primogénito, tenemos que realizarnos primero individualmente, afiatarnos como pareja… ¿Cuántas veces has escuchado estas frasecitas clichés?, éstas que al decirlas tienen la aprobación de toda fémina, incluso me atrevo a decir que es lo que toda mujer aspira… ¿Será realmente sincero?, ¿Habrán algunas que desde su más profundo sentir lo querrán?... me caben todas y cada una de las dudas existentes… porque en verdad no quisiera nada de eso, ni siquiera un hijo que perturbe mi amor, pero ¿Cómo decirlo?, eso sí sería mal visto, nadie lo comprendería y mi marido con seguridad me abandona… ¿Entonces que?... no tengo más remedio que dejar que mi corazón se hinche día a día a punto de explotar, mentir, mentirme y mentirle a Carlos que soy feliz… y buscar la válvula de escape para continuar normalmente porque lo amo, lo amo, lo amo tanto, tanto que duele, me duele dejarlo cada mañana, cortar el teléfono, que se despege de mi cuerpo, que se separe un instante de mi… y lucho cada día con este sentimiento, porque no me deja vivir, no me deja ser yo, me paraliza y me horroriza pensar que algún día no esté, que me deje, o que no me piense un minuto…
Por todo esto que estoy aquí, encontré el método para seguir y amar sin sufrir, mi válvula de escape son los jovencitos que cada semana llevo a la cama de algún hotel, con los que me encuentro en diferentes cafés, los que me despejan de la gran nube de amor que no me deja ver, ni respirar… lo paso bien, solo eso, me distraigo que es el objetivo, los comparo y experimento… lamentablemente para mí, cada tarde al llegar a casa luego de una infidelidad, orgullosa de aquello porque siento amar un poco menos… Carlos tiene algo especial para mí, y me doy cuenta que todos mis esfuerzos son inútiles, cada vez lo quiero más, entero para mí, sólo mío… Sin embargo seguiré con mi práctica de desamor, talvez sin ella no lo logre soportar…

1 Comentarios:

Blogger Stem Cells Argentina dijo...

Hola Maiiii!: Gracias por brindarme tu espacio donde sos libre...
Como te dije al principio... "No pense que eras vos una persona tan abierta como para expresar esa "valvula de escape" (cuentos subidos de tono).

Te re-felicito pórque, a pesar de que no suelen ser los cuentos de mi lectura, me atraparon como cuando leí el Código Da Vinci.

Hasta Luego, saludos...

KEEP PUSHING

05 junio, 2007 21:59  

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