la silla

para decir, para que digan, para querer, para pedir, para disculpar, para justificar, para soñar...

martes, 23 de septiembre de 2008

Ropa de lino liviano en blanco marfil, cuán güallaberas tropicales de islas festivas... Te ví
Moreno de color, no por el sol sino de mezcla indigena más de zona norte Aimara, que de Picunches de la zona central donde perteneces... Te ví
Sonrisa amplia y humilde de blancos dientes resplandecientes... Te ví
Ojos oscuros, conmovedores, brillosos de dulcura... Te ví
Tu imagen no condice con tu grandeza de ser... Te ví
Luchador de causas abandonadas y emprendedor de ilusiones... Te ví
Sencillez que se admira, simpleza abasalladora que encanta... Te ví
Cortéz y valiente caballero atemporal... Te ví
Te ví cuantas veces buscando tus ojos diciendóte algo... Te ví
Te ví pocas veces para que supieras lo que me provocas... Te ví
Te ví mucho más de lo que debería ver... Te ví

lunes, 8 de septiembre de 2008

El precipicio y yo

Al borde del abismo, una respiración agitada o un pequeño movimiento me harían caer a la inmensidad de la nada, a la liberación total del cuerpo, al despege y asunción de mi alma. Quiero dar el pequeño paso para descubrir la tranquilidad, la plenitud, la felicidad, esa tantas veces negada, defraudada, desolucionada. Sentir el aire calándome por mis poros, llenando mis frágiles pulmones ávidos de oxígeno, caída libre que hablanda huesos y músculos, disminuyendose la matería. Ya no habría un pasado deseado, un pasado sin olvido, un pasado ya pasado que sólo importa en mi memoria, un pasado sin nombre ni apellido. Ya no habría un presente ausente ni menos un futuro que no vendrá, donde los sueños son imposibles. Basta cerrar los ojos y volar. Respiro, respiro pausado y profundo y por fin digo ... adios